Relatos ♠ Titán
Posted: sábado, 17 de abril de 2010 by @kmilosandoval in Etiquetas: kmilosandoval, niños, RelatosHéctor, el Titán como le decían sus amigos por la irónica razón de que era bajito y regordete, contemplaba la rueda que colgaba desde un ciruelo en el patio de su casa, inerte en el espacio ya ni se movía por el viento, mucho menos por que su mejor amiga la Paula rondara por ahí corriendo y chillando como lo había hecho durante 8 años, un gato descansaba junto él mirándolo con esa mirada que solo los gatos saben hacer. Es que ese día en particular, la "Pau" como todos le decía en la calle Freire, se iba de allí para vivir con sus padres en otra cuidad, una llamada Yumbel. De esta forma dejaba la casa de su infancia, el patio colectivo que compartía con otra veintena de niños en la cuidad de Nacimiento, al Jacinto, su gato mestizo de color amarillo y al Titán su mejor amigo.
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Sentado en la puerta trasera que daba al patio el Titán había preferido no despedir a su amiga y al camión contenedor con todas sus cosas que le llevaban lejos de allí, es que la verdad, le daba "harta pena" como el mismo le dijo cuando su mamá le preguntó -¿por que no había a despedir a la Paulita?- A lo que, con una caricia por "las mechitas de clavo" agregó -Hijo, las cosas pasan por algo- Frase que terminó cerrándole un ojo, dándole un beso en la frente y entregándole un papelito perfectamente doblado que le dejó junto al gato una vez que no lo quizo recibir. Ese día no entendió esa afirmación (Probablemente nunca lo hizo) pero si sabía a ciencia cierta que le cayó como "patá' en la guata" y que la odiaría el resto de su vida...
Nacimiento 1986
48 horas antes.
Tenía los piernas moradas de tanto tenerlas colgadas desde el árbol que le daba el mejor escondite, el Jacinto estaba calladito ronroneando en silencio, refregándose en el brazo con el que lo afirmaba y la Pau aparentemente había dejado de buscarlo. "Cumplí un record" pensaba para sí, haber estado escondido más de 4 horas era algo fascinante y que rompía cualquier marca. Entonces, era hora de bajar. Luego de darle unas palmaditas a las rodillas para que despertaran, se subió a la copa del cerezo en el que estaba y revisó, haciendo un recorrido por todo el "Recinto" para asegurarse que la Pau no estuviera por ni una parte, sabía que ese lugar, el que antes había sido un fuerte para proteger el avance de los mapuches y que ahora era la plaza armas, tenía cientos de escondites que el conocía a la perfección, su abuelo Eustaquio se los mostró todos, incluso esos que estaban prohibidos para los mas pequeños, mientras cada Domingo le contaba las historias de batallas que allí se habían librado. Recordó también las lecciones que le había dado para estar calladito y esconderse como solo él sabía hacerlo, por un momento lo extrañó y le dio pena que hubiera muerto un día Jueves que hasta ese entonces era su favorito.
Bajó del árbol con las carteras llenas de cerezas y con el Jacinto agarrado por el cuello, cuando estaba abajo, se agachó, divisó la capacha, dejó al gato a un costado al tiempo que agregaba susurrando -Tú quédate calladito y mañana te doy huesito de pescao' que sobró del almuerzo- Finalizó la frase acariciándolo. Se abrochó las zapatillas "Senda" con doble nudo, tomó posición de velocista, fijó su mirada en el punto donde librarse y corrió "a toda máquina", por entre el pasto, las bancas, el cemento fresco, pasó la Máquina que estaba allí como escultura y de la que varios niños había caído, el también. Las zapatillas brindaban el mejor agarre del mercado, de eso estaba seguro así lo afirmaba el comercial que pasaban por la tele. Solo 5 metros lo separaban de su libertad, cuando comenzó a estirar sus manos para alcanzar el poste del alumbrado, tras el escuchó maullar al Jacinto que lo delataba -Maldito gato traidor- Refunfuñó entre dientes mientras daba más velocidad a su marcha. Tres metros, dos metros y estaría libre y el Jacinto seguía maullando, esta vez sonaba como un rugido en el ocaso de ese día, solo un metro, habría ganado y su paciencia se recompensaría, medio metro y la Pau que sale desde atrás del poste diciendo con la cara llena de risa -¡Un, dos tres por el Héctor que viene corriendo!- No podía ser, jamás pensó en esa posibilidad tan sucia, pero totalmente legal.
-Ahh no pu', sin amurrarse pu' Titán, si te gané limpiamente- Dijo la Pau mientras le sacudía las "mechitas", siempre hacía esto para demostrar superioridad y el año que le llevaba de ventaja.
-Si claro, si no es por ese gato mugroso te gano, te apuesto que estabas durmiendo detrás del poste- señaló con los brazos cruzados mientras miraba al gato amarillo que corría hacia ellos.
-Oie más respeto, no es un gato mugroso, es mí gato y se llama Jacinto- Lo dijo con acento maternal mientras el felino de un brinco se subía a sus brazos, hombros y cabeza rebolotiando con su cola por doquier.
-Además deberías dar gracias, te puesto que te acompañó todo el rato mientras estabas escondido en el cerezo-
-¿Sabías que estaba en el cerezo?-
-Claro, siempre te "escuendes" ahí...- Y juntos agregaron...
-¡¡Por que es el mejor escondite del Universo!!- Luego de un silencio incómodo se rieron como solo los niños de su edad saben hacerlo.
-¿Sabes? Quiero que ahora el Jacinto sea tuyo y que lo cuides como yo- Se lo entregó y este se acurrucó ahora en los brazos de su amigo, con un poco de pena mitigó -¿Sabes?- (Siempre empezaba las malas noticias con un "¿Sabes?") -Tengo algo súper importante que decirte- El Titán ante cosas "importantes" que sonaban a adultos siempre buscaba algo que hacer, se agachó con el gato en la cabeza y se soltó un poquitito las zapatillas mientras escuchaba a su amiga que continuó en el silencio de él...
-Mañana... mañana me voy a ir de Naciemiento- sin prestar mucha atención él la miró de reojo y preguntó sin mucho interés
-¿Y pa' onde te vai' a ir, de vacaciones con los tus papás?-
-No Titan... me voy, para siempre, lejos, a vivir a otra cuidad- Inmediatamente el Titán en su pequeñez pensó en todas las cosas que habían vivido juntos, en cuando le enseñó a amarrarse las zapatillas, en cuando le ayudaba con las tareas, cuando saltaba por la ventana del colegio para darle las respuestas de las pruebas, en esa vez que se cayó del cristo que estaba en la calle Cruz, a pesar que la Pau dijo que no se subiera por que -"Diosito" lo iba a castigar-, aún así, luego que se dio el "porrazo", ella dulcemente sacó una de las blondas con encaje de su vestido para contener la sangre que salía de una de sus rodillas y lo llevó abrazado mientras cojeaba hasta su casa y en tantas, tantas, tantas cosas que habían pasado todos esos años de vecinos, amigos y casi hermanos.
-Bueno si te vai' ¿pa' que me decí'? si te vas a otra cuidad después me veni' a ver y punto, yo voy a estar aquí, donde mismo, para siempre- Se puso de pie, la miró a los ojos y recordó de nuevo los miles de recuerdos que tenían juntos y de esa misma forma, en silencio, emprendieron cerro arriba el regreso a casa.
Las cuestas de la cuidad parecían más largas y más altas que de costumbre, si Freire antes era empinada, ahora lo parecía más. Por un segundo el Titán pensó en decirle que siempre le había gustado, que de ser por él le pedía matrimonio, pero que no le había dicho por miedo a que ella le dijera que no. En ese pensamiento y el largo viaje de regreso, nunca la volvió a mirar, fijando su ojos solo en Jacinto que lo miraba desde los brazos de la Pau, había saltado hacia ella cuando vio el perro del Señor "Guatón Olayo" él siempre estaba sentado en la esquina de la funeraria como masticando algo, nadie sabía qué.
-Me tengo que entrar, es casi de noche y tu sabes...- Completó él -... ¡Que la noche es para dormir!- Algo que no creían pero que respetaban por que así lo dictaban sus padres.
-¿Mañana nos vemos Titán?-
-No pu', mañana no nos vemos, si mañana te vai'-
-Siiii pero mañana en la tarde, en la mañana podemos jugar otro ratito antes de que me valla, me puedes ayudar a embalar mis cosas, así se dice cuando uno guarda las cosas de una para ir a vivir a otro lado, "Embalar" ¿Sabías?-
-No, no sabía y yo mañana no... ¡no puedo!-
-¿Pero que tienes que hacer?-
-¡Bah! Cosas mías de mí- Dijo enojado mientras caminaba a la casa del al lado que era la suya, la Pau lo miró atentamente mientras este cerraba la puerta, dio la media vuelta y se entró, no sin antes liberar al Jacinto que corrió maullando como diciendo "espérame" por los tejados hasta la ventana de la pieza de su amigo.
La mañana siguiente transcurrió lenta, el Titán no quiso ni salir a tirarse en las "Chalacas" hechas con ruedas de rodamientos que escuchaba viajar a toda velocidad calle abajo, mucho menos ir a ayudar, como lo hizo todo el vecindario a la mudanza de los Cáceres como se apellidaba la Paula.
Solo al medio día salió al patio donde con el Jacinto contemplaron el neumático que colgaba del árbol. Luego de la visita de su madre para tratar de consolarlo, no podía dejar de pensar en todas las cosas que habían hecho juntos, no le cabía en la cabeza que todos esos momentos no se repetirían y solo vivirán en el recuerdo, que esos recuerdos con el tiempo se desvanecerían y con el tiempo dejarían de existir. Que la única persona que le comprendía, que lo consolaba cuando sus papás lo retaban, que le hacía reír solo con su risa, ya no estaría más allí, nunca más.
Tenía el ceño fruncido y los dientes apretados tratando de aguantar la pena, no quería llorar por que su papá le había dicho cientos de veces "Que los hombrecitos no lloran" y cuando estaba a punto a punto, el Jacinto movió su colita pasando a llevar el papel doblado, que le había dejado la Mamá, lo tomó entre sus dedos regordetes y lo desdobló con mucho cuidado. En su interior, con la perfecta caligrafía de su madre decía:
Freire 748
Nacimiento, Chile.
Escribeme amiga para contarte del Jacinto.
Pensó, -¡Las mamás piensan y saben todo!- Raudo dobló el papelito y lo puso en el bolsillo frontal de la jardinera marrón que llevaba, abrochó sus "Sendas", tomó al "Jaci" por el cuello y salió corriendo toda velocidad tratando de pillar el camión que ya se llevaba a su única amiga. Corrió, corrió más fuerte que nunca en su vida, casi enterrando las zapatillas en la tierra, para cuando llegó a la calle el camión ya estaba en marcha, acomodó al gato que colgaba con sus patitas casi tocando el piso, sacó el papelito de su bolsillo y gritó -Pau!... Pau! Paulaaaaaa espera, espera!- El camión frenó en seco, se acercó encaramándose a la ventanilla que estaba alta, le pasó el papel y dijo feliz pero llorando -Te prometo que voy a cuidar al Jacinto y te prometo que nunca más le voy a decir gato mugroso y te prometo que me voy sacar buenas notas y que si me escribes te voy a responder al tiro- Ella miró el papel, su papá dijo -Hija nos tenemos que ir- y ella también llorando y dándole al gato un besito mientras sacaba el cuello por la ventana le dijo:
-Apenas llegue a la casa nueva te prometo que te escribo, cuídalo harto por fa'-
-Te prometo que lo voy a cuidar para cuando vengas a verme lo veas gordito-
-Le hablaba al Jacitno... ja! ja! ja! Pero gracias de todas formas, cuídense... los dos, te quiero harto tontito-
-Y yo también a tí- Dijo él entre dientes, mientras se bajaba de la pisadera.
Se prometió a sí mismo nunca dejar de recordar esos momentos para no olvidarles jamás y así mantenerlos vivos para siempre en su memoria, "Recordar" se dijo, "Recordar para nunca olvidar"
De esta forma, con un poco de pena y alegría (Pero más pena) el camión se alejó mientras el Titán con el Jacinto tomado por el cuello y su padres tras él, agitaban sus manos despidiendo a los Cáceres que partían lejos, lejos de ellos, a una nueva vida.
por qué no se llevo al jacinto?